Benzema, el nueve que es diez

Hace no mucho se decía que el Madrid se partía, que los de arriba no corrían hacia atrás. Era verdad, claro, pero se corrigió por el esfuerzo de Mourinho y también de Ancelotti para cambiar la actitud de algunos futbolistas. Benzema, por ejemplo. Todo aquello del gato que dijo el portugués ayudó a construir a este nueve que es diez. Merecía esa bronca (si se tiene predisposición y ganas, existe otra manera de ver lo que hizo Mou: fue todo para ganar). Ancelotti le ha insistido que debía correr, sí, pero con inteligencia. En la élite, todo el mundo puede hacer 12 kilómetros por partido, pero hacerlo bien es más complicado. El francés está jugando el mejor fútbol, el más completo de su carrera. Se fichó a Chicharito para que nadie le haga sombra: Benzema requería la comprensión del entrenador y el respeto de la audiencia, acompañado del apoyo del presidente. Y ahora tiene todo eso.

Ancelotti, tras cambiar el chip de algunos, ha conseguido el punto físico ideal tras un Mundial que devolvió a Valdebebas futbolistas sin gasolina, ha conseguido todo lo que quería de su grupo, los ha puesto en lo más alto del tobogán y disfruta viendo cómo van camino abajo, ganando, haciendo casi todo bien. Como Benzema, que ayer robó, pasó, corrió al espacio y goleó. Es el primero en la presión y, en la contra, da dos pasos y se encuentra con espacio. Sin Benzema no podría existir este Madrid de pase largo y corto.