Ancelotti lo ha vuelto a hacer. Ha conseguido dar con la tecla. Parecía complicado recomponer al equipo después de las salidas de Xabi Alonso y Di María, dos jugadores clave para el funcionamiento colectivo, de esos que te dan equilibrio en la relación defensa-ataque. Pues bien, después de algunos partidos que dejaban ciertas dudas, el equipo vuelve a carburar. Y lo hace sobre todo por la aportación y el cambio de mentalidad de dos hombres como Isco y James. Dos futbolistas exquisitos en su técnica individual, pero que nunca han destacado por tener una gran vocación defensiva. A día de hoy están dejándose el alma en cada balón, en cada jugada, ayudando a sus respectivos laterales, haciendo kilómetros y kilómetros siendo tremendamente generosos en el esfuerzo.

Me ha sorprendido, sobre todo, lo de James. No pensaba que el colombiano fuera capaz de hacer ese trabajo oscuro que está ayudando tanto a sus compañeros. Sin duda, mérito del técnico convencerle de esto. Además, este desgaste de ambos no está mermando su aportación ofensiva. Isco atraviesa un momento de forma impresionante, lleno de confianza y acertadísimo en la toma de decisiones. James aún tiene margen de mejora en el plano ofensivo por el talento descomunal que tiene, aunque su rendimiento está siendo más que notable y nos está dejando goles y asistencias magníficas. Con el nivel que están mostrando los dos, el problema lo tendrá el técnico cuando vuelva Bale.