James e Isco: inspiración e intensidad

Sacó Rakitic el córner, raso, abierto, hacia la media luna, para Alves. James adivinó, interceptó y mandó el balón a un toque a la izquierda, por donde corrió afanoso Isco. Porfió con Mascherano e Iniesta, hasta provocar el error de este, que le dejó el campo abierto para la carrera. Envió a Cristiano, el pase se quedó corto, y el portugués, perdida la ventaja abrió a la derecha, donde apareció... James. Sutil toque del colombiano y precioso gol de Benzema. Una jugada relámpago, con James en el arranque y la llegada, de área a área. Y con la pugnaz actitud de Isco ante Mascherano e Iniesta.

James e Isco son jugadores exquisitos, cuyo hábitat natural es la media punta. De esos de a mí al pie y los demás a correr. Isco llegó al Madrid y gustó, pero le faltó despliegue y quite y perdió el puesto en favor de Di María, que tiene eso de sobra. James ha llegado ahora y no ha tardado en darse cuenta de que en el Madrid se exige más. Corre, va, vuelve, y al tiempo sigue jugando de forma exquisita. Lo mismo hace Isco, ya no se echa en falta su repliegue. Y en la misma dirección, por cierto, ha evolucionado Benzema, que ya no deja el equipo con diez largos ratos, o partidos enteros, como pasaba hasta hace poco.

Valor que hay que darle a Ancelotti. Ya sólo falta que lo consiga con Bale, el único que aún se muestra renuente al trabajo oscuro, aparte de Cristiano, claro. Pero es que si a uno se le puede dar bula es a él, con sus cincuenta goles por temporada. Falto de Di María y de Xabi Alonso, Ancelotti ha convencido con tacto y persuasión a James e Isco de que para ser brillantes titulares no les bastaría su inspiración y su técnica, que necesitaban también ser intensos. Ahora lo son, son por ello mejores jugadores y esa jugada define su cambio. La jugada que desequilibró el partido y despertó la inseguridad latente en Can Barça.