Zidane, un conflicto entre Ley y Razón

“Entonces, ¿Zidane no vendrá a Tudela?”. Esa fue la respuesta de un buen amigo, tudelano, cuando le informé de la suspensión de Zidane. Desde que empezó la temporada cuenta los días para que llegue el Tudelano-Castilla, y hasta me tiene comprometido a viajar ese día con él a su ciudad. Ese desaliento con que acogió la noticia, que me sonó a lo de ‘nos han dejado solos a los de Tudela’ y que ahora se ha revertido, refleja un lado muy positivo que tiene la presencia de Zidane en Segunda B. Es un factor de curiosidad, de animación. En los campos de la categoría, su visita es un acontecimiento.

Ahora el TAD levanta cautelarmente la sanción. Mi amigo está contento otra vez. Pero muchos entrenadores con carné no lo estarán. Recuerdo cuando Paco Jémez me expuso su enfado por el caso. Su razonamiento era impecable: si hay una titulación, si hemos pasado tantos por ahí, él debe cumplir ese requisito. Pero enfrente está la otra realidad: por su carrera, por las cumbres que ha pisado, por los entrenadores que ha tenido y por los compañeros con que ha jugado, a Zidane se le reconoce socialmente la capacidad para entrenar a un Segunda B. Este es un caso en el que la verdad está muy repartida.

Es un conflicto entre la Ley y la Razón. Romojaro me apuntó ayer que Lorenzo fue campeón del mundo y no podía conducir una moto, porque no tenía carné. ¿Es eso razonable? Pero, ¿cómo hacer la excepción? En el caso que nos ocupa se hizo, con Cruyff, pero por la brava. No hay un jurado que levante la barrera cuando llega un ‘grande’, porque, ¿cómo fijar el criterio de ‘grande’? El Madrid sabía que algo hacía mal, puesto que otro firmaba por él. Eso está feo. Pero dejar a Zidane fuera también resulta feo. Un tema difícil. ¿Ley o Razón? Hay una respuesta fácil y evasiva: ¡Viva Tudela!