Mireia persigue la excelencia

Tremendo el año de Mireia Belmonte. Seis medallas este verano en los Europeos, y 29 en las siete pruebas de la Copa del Mundo. Un circuito que comenzó a finales de agosto en Doha y que pasó por Dubai, Hong Kong, Moscú, Pekín y Tokio hasta concluir ayer en Singapur. Este circuito queda reservado para los mejores nadadores porque se reparten dos millones de dólares en premios, aunque no todos participan, entre otras razones, porque la mayoría ha de hacer frente a sus gastos de viaje y corren el riesgo de salir comidos por servidos. Además es habitual en la natación, como sucede en el atletismo, centrar todos los objetivos del año en una sola competición y pasarse el resto de los meses entrenándose.

Mireia prefiere, en cambio, la adrenalina de la competición. Sería más cómodo vivir de las becas, y hacer kilómetros y kilómetros todos los días sin la presión de tener que vencer al crono y a las rivales. Al fin y al cabo tiene su punto de mira puesto en Río, para lo que queda mucho. Mas vive la natación con tal intensidad que se apunta a nadar donde sea. La competición le ayuda a mantenerse rápida y con chispa. Podría estar trabajando la resistencia, pero ya lo hará después, porque nunca descansa. Ayer, para despedirse, tres medallas más. De oro y en una hora. Mireia busca la excelencia y, aunque parezca mentira por sus resultados, aún le queda margen de mejora. Por eso cabalga para ser la mejor deportista española de la historia.