Si Hamilton vence en Brasil y Rosberg no puntúa le quedará sólo un punto para conquistar su segundo título mundial. Algo tenemos que agradecer a la disparatada idea de que Abu Dhabi sume el doble. Lewis ha ganado en Austin su décima carrera y poco más se puede contar de este GP de Estados Unidos. Mercedes es imbatible; Rosberg va a menos; Ricciardo está mejor que Vettel; los Williams son el equipo revelación y el Ferrari, bajo las órdenes de Mattiacci, es bastante más flojo que con Domenicali. Quién lo iba a decir. Alonso ha quedado sexto, luchando hasta el último suspiro con un Vettel que había salido último desde boxes. Tiene mérito que Fernando no les mande a paseo. Lo mismo debería hacer la Scuderia con Raikkonen. Lo del finés es bochornoso.

Dicho esto, lo único emocionante que queda por saber este año es conocer el nuevo equipo de Alonso. Dejar Ferrari es una buena decisión (lo que no se entiende es lo de Vettel). Lauda les abandonó en 1978, y en 1984, con McLaren, ganó su tercer título con 35 años y siete meses. A Fernando le quedan dos años para igualar al austriaco. McLaren puede ser su destino, aunque Manu Franco me cuenta que puede haber sorpresas. Algo sabe, pero no suelta prenda. Mercedes, e incluso Lotus, no están descartados. También estamos pendientes de Sainz Jr. porque Red Bull le prometió un Toro Roso si ganaba las World Series. Uno ha cumplido, Red Bull por ahora no. Últimamente la marca de la taurina enlatada está quedando muy mal con la afición española.