Una voz que merece ser oída

Xavi es perro viejo. Un líder en el campo y fuera. Es el guardián de la esencia y el día que decida retirarse pasará a ser por derecho propio el mejor futbolista español de toda la historia con permiso del gran Luis Suárez. A Xavi hay que escucharle, especialmente cuando habla de puertas adentro. Sus ruedas de prensa acostumbran a ser modélicas. Anteponiendo el beneficio del club a lo que realmente piensa, pero me consta que sin los micrófonos delante, su discurso es menos diplomático. La cuestión es que alguien le escuche. Luis Enrique, en estos días en los que en Sant Joan Despí van a ser tres y el cabo, debería aparcar asesores y orgullo y sentarse largo y tendido a escuchar a Hernández. Pedirle que le haga caso sería demasiado, pero como mínimo, una buena comida con una larga sobremesa entre ambos no puede ser tiempo perdido.

Puede que Xavi tuviera su momento de zozobra, fruto de la exigencia que se autoimpone y de su amor al fútbol, pero el de Terrassa es cabezota. Se ha implicado en el proyecto, incluso lo defiende, pero escucharle (en privado) no estaría de más.