Mourinho está presente en Huelva...

La Roja juega esta noche en Huelva, un respeto. Por ahí entró el fútbol en este país, y Antonio Carrasco nos recordaba ayer en AS que allí también está el kilómetro cero de nuestro gran ciclo. Porque en Huelva jugó España su último amistoso en casa antes de volar a la Eurocopa de Suiza y Austria, donde empezó nuestra felicidad. Huelva espera el partido con entusiasmo y por eso me dan rabia ciertas muestras de malhumor que se han detectado esta semana. Del Bosque ha llegado a decir que “si no quieren las selecciones, que las quiten.” Y Sergio Ramos ha contribuido a la polémica.

Del Bosque está harto de que se hable de ‘virus FIFA’, de ahí el exabrupto. Con frecuencia se contempla el fútbol de selecciones como un estorbo para el de clubes. El problema, en España, es que estas fases de clasificación las damos por ganadas de antemano, en realidad porque lo están, entre otras cosas porque las fases finales admiten cada vez más equipos. Además, la atomización de Europa llena estos grupillos de equipos que ni dan miedo ni despiertan curiosidad. De modo que cada vez que para la Liga para alguno o algunos partidos de estos, lo único que se ve son los inconvenientes.

A esto sólo le faltaba Mourinho, tensando la cuerda desde su lado. Esta vez nos ha producido dos bajas, y por lo que dijo Sergio Ramos (aunque luego se desdijo) no parece que a todos hayan convencido sus dolores. Pero no hay que renegar del fútbol de selecciones, ni nadie lo pretende. Cuando llega una fase final la expectación es máxima, y los propios jugadores que ahora racanean para venir a estos partidos desearán estar en esa pasarela por la que sólo desfilan los mejores. Una Eurocopa o un Mundial refuerzan el prestigio y la cotización de los jugadores. Eso siempre estará ahí, con ‘mourinhos’ o sin ellos.