Llegó el gol con fórceps, pero llegó en el 71’. Se le atragantó más de lo previsto a Cristiano el honor de Míster Eurogol, permítanme el título. Pero llegó a tiempo, se presentó donde se le esperaba, esta vez algo enredado en una jugada embarullada. No ha sido un gol para enmarcar el que le ha hecho a Berezovski, aunque sí entra en la historia de la Eurocopa tanto por el significado como por el autor de la diana, que es uno de los futbolistas más espectaculares de la historia del balón. Cristiano vuelve a cumplir con la exigencia, rebasando un récord que sonaba antiguo. El portugués reta al mundo del balompié con su capacidad para llegar a la red, estableciendo una marca que va a seguir aumentando en breve y, la verdad, no hay quien le siga esta marcha.

Fiel a su media goleadora, no hay partido en el que Cristiano no mande el balón a gol. Es una garantía tanto para el Real Madrid como para Portugal. Su selección se encontró ayer en un apuro diríamos absurdo ante Armenia y apareció el Animal para zanjar el asunto. Así son los jugadores diferentes, los que tienen la capacidad para encontrar el metro de hierba preciso para resolver un encuentro que se ponía cuesta arriba. Cristiano vive en una plenitud que cada día le convierte en más número uno que nunca, por más que Messi sigue enamorando con su calidad indiscutible. La pugna entre los dos colosos es una realidad, como también lo es que el portugués reivindica su posición de dominio tumbando récords y apareciendo donde se le necesita.