Isco, gloria nacional

El nuevo rey. Bendita la hora en la que el señor Alarcón y la señora Suárez concibieron hace 22 años a ese bebé al que bautizaron como Francisco Román. Isco, que es como pasó a llamarse en la familia y entre sus amigos, llegó al mundo en Arroyo de la Miel (Málaga). Tierra de genios (Picasso, Juanito...). El chico está bendecido por los duendes del atrevimiento. Es un Butragueño del siglo XXI. Capaz de hechizar con su fútbol de engaño, amago, recortes arabescos, fintas girando el tobillo noventa grados, pases ejecutados por la cabeza de una aguja, controles orientados hipnóticos... Y, además de semejante repertorio, el chico se acomoda la pelota y es capaz de sacarse de la chistera un remate ajustado a la portería que hizo batirse en retirada a todas las arañas que tejían en la escuadra del bisoño equipo bielorruso. Huelva, cuna y origen en España de este bendito invento llamado fútbol, se unió al ejército de admiradores que se ha granjeado el mago madridista. La grada es un clamor con cuatro letras: “Isco, Isco, Isco”. Con el Buitre fue igual cuando explotó como fenómeno sociológico en los años 80. Tras el glorioso Mundial de Sudáfrica hubo un efecto parecido con Iniesta (Andrés, gracias eternas por tu gol en Johannesburgo), pero Isco tiene una luz que aumenta su carisma y su atractivo emocional. Todos queremos ser Isco. Mejor dicho, queremos que nuestros hijos lo sean. No es un cachas atlético ni un guaperas de gimnasio. Es algo rechoncho y tiene un tren inferior muy bajo. Pero eso aumenta su encanto. Podría ser uno del barrio al que dan una oportunidad en un equipo de altas miras. Isco es sencillo, humilde y goza con la pelota. Su sonrisa es contagiosa, como su fútbol de Oliver y Benji. Isco nos va a hacer muy felices...

Revolución. A falta de Xavi, Xabi Alonso, Iniesta, Silva y Cesc, la España de Del Bosque se recompuso en su línea de creación apostando por un modelo mucho más directo y vertical. Por delante de Busquets (bastante más entonado que en el Barça), Koke, Cazorla e Isco apostaron por un juego trenzado pero vigoroso en la circulación, que buscaba los desmarques eléctricos de un Pedro imperial y un activo Alcácer. El futuro hay que empezar a escribirlo con esta gente, a la que más tarde se unió el doble debut de Callejón y Morata. Dos estiletes que darán que hablar y nos regalarán más de una portada del AS. Admito apuestas...

El cometa canario. Esta semana supimos alborozados que la sonda Philae había aterrizado en la superficie de un cometa. Dicen que los cometas se desplazan a una velocidad endiablada. Pues Pedro hizo un homenaje a este paso del hombre con una actuación electrizante. Su desmarque final con trallazo al palo puso al Colombino en pie. Ya no es Pedrito, es don Pedro.

Huelva, gracias. Esta ciudad es maravillosa. Y su afición, más todavía. En el Nuevo Colombino, 21.500 fieles protegieron a España en estos tiempos de zozobra y malentendidos dialécticos. Cambiamos los ríos de tinta derramados estos días desde las salas de Prensa por Riotinto y sus enseñanzas históricas con la pelotita. Aquí nació el Decano y aquí puede haberse gestado una España que nos rescate la esperanza. Ya sucedió en el España-Perú de 2008 (2-1). Seguramente no volverán los tiempos de Viena, Johannesburgo y Kiev, pero la nueva generación salida de los campeones Sub-21 garantiza calidad, creatividad, empeño y hambre. O sea, fútbol. Toca disfrutar. Lo pasado, pasado.