Preguntado por Isco, Juanfran había comentado en la víspera del partido que tanto el malagueño como Koke son el futuro de España y el partido de Huelva le dio la razón. Koke asistió a la fantasía de Isco desde su posición, ésa que no abandona y que explica siempre la inteligencia de su juego, su extraordinario sentido táctico. En plena fase de transición, entre las retiradas definitivas y las ausencias por lesión, España necesita renovar el liderazgo de sus jugadores y éste sólo puede aparecer de un modo natural. Koke lo asumió frente a Bielorrusia para hacer siempre lo que el equipo necesitaba. No es la primera vez, ni será la última, es lo que lleva haciendo desde hace mucho tiempo.

Un centrocampista de bandera que siempre consigue mejorar con su pase el balón que recibió. No es nada fácil tomar el relevo en un equipo que ha tenido jugadores que han marcado toda una época. El peso de la historia puede acabar con cualquiera, al margen de sus mejores o peores condiciones, no parece el caso de Koke. Llamado a liderar una nueva etapa de la Selección.