El 3 de diciembre son los Mundiales de natación en piscina corta. En Qatar. El 17 de enero es el Mundial de balonmano. En Qatar. El 21 de enero hay un Masters de golf. En Qatar. El 13 de febrero hay un Tour de ciclismo. En Qatar. El 29 de marzo hay carreras de motos. En Qatar. ¿Puede extrañar que Qatar no se lleve también los Mundiales de atletismo? Ya celebró en 2010 los de pista cubierta. Y en 2022 tiene, además, nada menos que el Mundial de fútbol. Por cierto, este de atletismo le vendrá fenomenal para hacer un ensayo. Los intereses de quienes mandan en el deporte han cambiado. Es una realidad. Cuando se concede la organización de los grandes campeonatos, priman otros objetivos que se escapan del sentido común.

Que las grandes competiciones se compren no tiene que extrañar. Siempre se han sacado a subasta. Se parte de una cantidad llamada canon, y luego están las donaciones. No tienen límite. Pero se entiende que luego hay una serie de limitaciones en materia de organización que se anteponen al dinero. Una de ellas son las condiciones climatológicas. El verano en Doha es sofocante. Por eso propone celebrar los Mundiales de atletismo del 28 de septiembre al 6 de octubre. Este año, en esas mismas fechas, la máxima fue de 41 grados y la mínima de 28. Por primera vez podemos asistir a que las pruebas de maratón y marcha se celebren en otro país. ¿Imposible? También lo era que Qatar se lleve todo lo que se está llevando.