Ferrari debe alimentar su leyenda

Esperemos que la cosa mejore durante el fin de semana, pero ver al Ferrari de Alonso detenido en mitad de la pista en el gran premio de su despedida del equipo es una representación de lo que ha sido este lustro del asturiano en lo que se cataloga como una escudería de leyenda. Digo que se supone porque lo cierto es que empieza a ser urgente que alimenten esa condición con resultados y no sólo con buenas intenciones; quizá la llegada de Sebastian Vettel suponga un punto de inflexión para conseguirlo… aunque personalmente lo dudo. El prestigio de Ferrari comienza a tener un tufillo rancio que deberían solventar con la mayor de las urgencias, porque la exigencia de la competición no deja lugar a anclarse demasiado tiempo en los recuerdos.

El palmarés de la Scuderia nos habla de quince títulos de pilotos y uno más de constructores. El mejor valorado entre los aficionados (no así entre las marcas, claro está) es el individual y el más reciente de Ferrari data ya de aquél casi accidental de Raikkonen en 2007. Si McLaren no se hubiera enredado como lo hizo aquel año, para encontrar otro éxito del equipo rojo deberíamos remontarnos al lustro triunfal de Michael Schumacher entre 2000 y 2004. Antes de esto, un paréntesis de nada menos que dos décadas y a continuación hay que hablar ya de los años 50 y 60. Es decir, casi la prehistoria de este deporte... Desde luego que estas coronas tienen su valor, aunque no es menos cierto que vivir de las rentas está cada día menos bien visto.