El Levante vuelve a ser el de antes. Lo digo yo. Lo dijo Stuani en AS hace unos días. Y lo dice todo aquel que haya visto a los granotas en los últimos años. Con Lucas Alcaraz se ha recuperado la fórmula del éxito. Y tampoco estamos hablando del secreto de la Coca Cola. Fortaleza atrás. Líneas juntas. Salidas a la contra. Y sacar partido al balón parado. Lo de siempre, vamos. Lo que ha llevado a los de Orriols a salvarse año tras año (y van cuatro) sin problemas y le hizo incluso llegar a pasear su escudo por toda Europa de la mano de JIM.

Algo de culpa/mérito tiene Lucas Alcaras, por su puesto. Desde su llegada el Levante es otro. Pero también tienen su porcentaje los futbolistas. De entre todos ellos, considero dos piezas claves en la reacción granota, con victoria incluida en el derbi contra el Valencia lo que siempre da un plus de moral a la tropa. El acierto de Casadesús que, por el momento, se está poniendo el disfraz del Caicedo de turno. Y el otro, Momo Sissoko. Un jugador de su nivel debe jugar siempre. O casi siempre. Sus motivos tendrían Caparrós y Mendilibar para no ponerlo. Pero por lo que sea, llamémoslo físico o confianza, ahora es una pieza insustituible.