El Levante se fue ayer de Barcelona con la misma cara que lo hizo el Valencia el pasado fin de semana en el derbi de Orriols. Lo dijo Lucas también en rueda de prensa que la sensación era al menos de haber puntuado. Pero el fútbol es así, que dijo aquel. Por eso al final lo que queda es cuando el árbitro pita el final del partido correspondiente a la jornada 38 del campeonato y ves en qué lugar de la tabla te has quedado. Unas veces los árbitros, que por cierto anularon un gol muy dudoso a Casadesús como el domingo pasado pudieron pitar el supuesto penalti de Vyntra a Negredo, otras veces la pelotita que entra o da en el palo según infinidad de circunstancias (ajenas y/o propias) con la diferencia que esto conlleva.

Por eso el Levante no debe pensar ni un ápice de más en un partido que se le fue como pudo llevarse algo. Y desde el minuto 95 del choque de ayer ya sólo existe un equipo llamado Getafe. Bueno, mentira, el Albacete viene antes en la Copa y habrá que ver si Lucas Alcaraz prioriza la Liga o se le ocurre pensar en la posibilidad de una hipotética repetición de aquella final que jugó (y perdió) con el Recreativo hace unos años. Lo cierto es, y no descubro nada, que la Liga es lo que da de comer.