Carlos Sainz —desde hoy sin el Jr— dio ayer su primera rueda de prensa como piloto de Fórmula 1. “Mi objetivo es ser campeón del mundo”. Dicho así, a la brava, suena a fanfarronada. Pero dicho después de manifestar que no se conforma con llegar a ser piloto de Fórmula 1, que él lo que quiere es quedarse y... ganar, lo de que aspire a ser campeón sería, en todo caso, una consecuencia. No me pega, además, que Carlos Sainz sea un bravucón. Y menos, teniendo el padre que tiene, cuya primera obsesión fue que el chaval estudiara y se formara. Eso no le va a restar méritos, en absoluto, a las condiciones que pueda tener como piloto. Con sólo 20 años, su juventud no es obstáculo para ser un grandísimo piloto muy pronto.

Alonso y Vettel se subieron antes incluso a un Fórmula 1. Lo hicieron con 19 años. No necesitaron mucho más tiempo para ser campeones. Tras rodarse en Minardi y Renault, Alonso consiguió su primera victoria con 22 años; el título, con 24. Vettel fue aún más precoz al ir un año por delante de Alonso en esas mismas conquistas. Ahora, nada parece impedir a Carlos Sainz que pueda seguir el mismo camino. Es más, recuerda al de Vettel, quien fuera piloto de las World Series y de Toro Rosso. Carlos Sainz ha mamado los calostros del automovilismo, y no se adentra en un mundo desconocido para él. Es más, llevaba años preparándose para este momento. Ese momento ha iniciado la cuenta atrás. Faltan 105 días para su debut.