El Madrid de baloncesto volvió el domingo a las pantallas de la televisión en abierto. Durante el mes de noviembre ha estado prácticamente desaparecido. Se le vio justo hace un mes en Teledeporte ante el Fuenlabrada, y ya hasta este último domingo. Nadie, por cierto, se ha rasgado las vestiduras por ello. Eso es lo que importa la fase regular en la que tanto empeño tiene la ACB. En esas tres semanas que ha faltado el Madrid, la audiencia media de los partidos fue de 202.000 telespectadores. Además, con partidos considerados fuertes: Barcelona-Valencia, Valencia-Unicaja y Joventut-Unicaja. Volvió el Madrid en un partido teóricamente flojo, frente al CAI, y 325.000 telespectadores. Una birria, pero comparado con los otros..

Por eso vamos a tener este mes una presencia más continuada del Madrid. El domingo, frente al Estudiantes; el siguiente, en Bilbao; el último, con el Clásico. La ACB y TVE se tienen que agarrar a la audiencia que proporciona el Madrid. Y eso que dista mucho del que vimos la pasada temporada. Ha sacrificado el espectáculo, la velocidad y la mentalización por un juego mecanizado con las rotaciones para que los jugadores lleguen frescos a la disputa de los títulos. Perder ahora no tiene mayor importancia, y la ACB aún no se ha dado cuenta de que el aficionado ya no traga con esta fórmula. Hace diez años, la audiencia media de los partidos del Madrid en la fase regular era de 764.000 telespectadores; en éste, de 336.000. ¿Así, hasta cuándo?