Ona es la sonrisa del deporte

En las piscinas de toda España, los tradicionales clubes de natación han tenido ya que ir dejando una o dos calles a la sincro. Es culpa de Gemma Mengual, de Andrea Fuentes y ahora de Ona Carbonell, la sonrisa de un deporte tremendamente duro en entrenamientos y competición. En los Europeos de Berlín de este año, la barcelonesa nadó nueve pruebas en cinco días. En el Mundial del Sant Jordi, hizo pleno de medallas con siete y participó en 13 de las 14 pruebas, tirándose al agua en todas las finales. Exigencia y ambición máximas disfrazadas por la sutileza del baile acuático. Gimnasia rítmica en un espacio azul y líquido. Puro arte construido con elasticidad y fuerza.

Ona personifica la historia de los deportes menos mediáticos. De esa gente que como ella lleva en un Centro de Alto Rendimiento desde los 15 años. Y que pese a todo no abandona los libros porque sabe que la sincro no le resolverá la vida. Estudia Diseño de Moda y los bañadores que lucen sus compañeras llevan ya su firma. Su foto con Barcelona de fondo, los brazos extendidos y las siete medallas del Mundial 2013 colgando de ellos es historia. Su sonrisa también. Ojalá en Río 2016 brille como nunca.