Arda al servicio del Cholismo

Seriedad. Ese es el eslogan de cada partido post Champions. Tendría que patentarlo este Atlético. Los rojiblancos, en un encuentro sin brillantez y desconectados por el buen dispositivo del Depor en el primer tiempo, que les tapó las bandas y les cerró por dentro con tres centrales, nunca pierden sus valores y se mantienen compactos y sobrios. Aunque siempre nos queda Arda para sacarnos una sonrisa con sus diabluras. El turco, que lleva a rajatabla el guión del Cholo con el compromiso colectivo, tiene la virtud de salirse por momentos para improvisar. Arda da la pausa jugando de pivote para proteger el balón y esperar el desdoblamiento de Juanfran, da taconazos sin mirar evitando bosques de piernas, da asistencias, regala sombreros… Todo estos elementos los traía de serie, pero cuando uno pone el cuerpo a disposición del Profe Ortega, la cabeza al servicio del Cholo y el corazón en el colectivo nos sale un futbolista top. Arda es un ejemplo de cómo lograr ser un futbolista más completo. Simeone, que detectó, al igual que el día de Olympiacos, su gran estado de forma, lo dejó en el campo para disfrute de los ardaturanistas. Me gustó más la segunda parte de los colchoneros que, a pesar del desgate de la Champions, pasaron por encima al equipo gallego.

A pesar de que sigo masticando a Raúl Jiménez y a Cerci sigo sin digerirlos. El mexicano aguanta el balón pero le falta mayor control de la situación a su alrededor. Eso facilitaría balones con ventaja al compañero. Al italiano seríamos más justos si le juzgáramos con más minutos, a pesar de que todavía parece que va con el paso cambiado. Mientras tanto, la bota de Koke, la seriedad del bloque y la sonrisa de Arda de nuevo bastaron para seguir creciendo y convertir las victorias en hábitos.