Ahora es cuando empieza la lucha

Cuando el Barça marcó ese gol del último minuto ante el Valencia (en el que Busquets actuó de Carles Puyol, que muchas veces fue la última esperanza azulgrana en momentos decaídos y heroicos) pensé que comenzaba de veras la lucha por el título, frente a un Real Madrid pletórico que no precisa (ahora) de estos argumentos espectaculares para vencer, y convencer, en todos los partidos que disputa.

El récord alcanzado por el Real Madrid es el resultado de una suma de aciertos en cuyo origen hay ciertos paralelismos. El Barça que logró esa cifra de victorias seguidas estaba ordenado por un hombre tranquilo, Frank Rijkaard; y este Madrid bendecido por la dicha de ganar también tiene al frente a un personaje que no levanta la mano, ni la voz, ni para parar un taxi.

Ancelotti le ha dado frescura al anteriormente ceñudo equipo blanco. Esa alegría ha propiciado algunos éxitos: por ejemplo, ya el Madrid no es noticia por sus conflictos, se aligeró de manera radical la tensión sobre Iker Casillas, que tenía no sólo dividida a la afición sino verdaderamente loco al propio gran portero de la Selección española. Esa dicotomía se acabó, para fortuna de la familia blanca, y este efecto de estabilidad tiene mucho que ver con la tranquilidad actual, que camina sobre las ruedas de Cristiano Ronaldo, como siempre. El equipo ha mejorado atrás y delante, tiene armonía y sonrisa, y este momento es contradictorio primero con aquel peristáltico del conflictivo Mourinho y coincide, además, con un instante de decrepitud del Barça.

Hasta que se produjo el gol de Busquets en Valencia la Liga se alejaba para el Barcelona, y era abrazada como un trofeo virtual por el Real Madrid. Estas cosas ya las hemos visto mil veces en el fútbol, y son, me parece, los mejores argumentos para querer el fútbol. El fútbol (como las fotos del fútbol, y del deporte en general, como decía el Libro de Estilo de El País que contribuyó a hacer nuestro director) es lucha, y por tanto así ha de ser descrito, gráfica y literariamente. Ese gol de Busquets es, después de un ataque que el Barça perpetró con la contumacia del perdedor, su manera de agarrarse a la Liga, pero le dio al fútbol español de este momento la esperanza de que la hegemonía no sea la tonada de este curso.

Como siga la historia es cuestión del azar y de la necesidad que también es inherente a este deporte; pero lo cierto es que si esto hubiera sucedido ahora estaríamos pensando lánguidamente en una Liga sin lucha. Y la lucha, me parece, acaba de recomenzar. A ver qué pasa ahora. Estemos atentos a estos goles de última hora mientras el público se va, contento o frustrado, porque ganaron los suyos, o por los otros vencieron.