Dicen en Andorra que Marc Márquez será vecino del Principado en las próximas semanas. Desconozco si realmente es así porque no existen informaciones oficiales al respecto, pero lo que sí me parece evidente es que el ilerdense se enfrenta a una encrucijada habitual para cualquier deportista de élite y que presenta una doble vertiente: la de la fama y la del dinero. La primera es simple e inevitable. Llega un momento en que el afectado no puede mantener la normalidad en su vida a causa de la enorme presión mediática y de los aficionados, por lo que debe buscar una residencia que le permita cuidar de su privacidad y separar lo que es su faceta pública de lo estrictamente personal. Y en ello justo se encuentra ahora el bicampeón de MotoGP...

El segundo asunto es mucho más peliagudo, delicado, opinable y polémico. El deportista exitoso empieza a tener una remuneración acorde a sus resultados y debe tributar por ello, como cualquier otro contribuyente y en los porcentajes legislados para esa franja superior de ingresos. Y entonces surge la tentación, se le presentan fórmulas tan legales como ventajosas para minimizar tal presión fiscal. Abandonar España es una de las más frecuentes y suele provocar sentimientos encontrados: unos lo entienden y comparten, otros lo deploran y critican. El debate es complejo y la solución también. Lo que sí parece claro es que el diálogo entre las partes implicadas debería intensificarse para evitar que se produzcan situaciones que no agradan a nadie.