Baloncesto: la clave del éxito

Casi un centenar de jóvenes, casi aún niños de entre 14 y 16 años, no se fueron de puente con sus familias. Se fueron con las diversas selecciones inferiores a jugar al baloncesto. A Iscar (Valladolid), a Guadalajara, a Manacor y a L’Hospitalet. Fue la primera toma de contacto de cara a los campeonatos internacionales que se celebrarán este verano. Campeonatos de los que nos traemos un saco de medallas, y que han convertido a España en una potencia mundial del baloncesto. Luego se preguntan por ahí fuera, y aquí también, por qué ganamos tantas medallas con las selecciones inferiores. Pues por esto. Porque la Federación Española trabaja con ellas todo el año. Puente de diciembre, Navidad, Semana Santa, cuanto puede...

Los jóvenes internacionales se van de esta manera conociendo y compenetrando. Haciendo equipo, en una palabra. Unos se codean a rivales como Rusia y Turquía para irles perdiendo el miedo, otros lo hacen ante las mejores canteras de España, o forman selecciones A, B y C para enfrentarse entre sí. La Federación mantiene así un control continuado sobre quienes dentro de unos años llegarán a la Selección absoluta. Esta actividad forma parte de lo que a la Federación tanto le gusta llamar “sólida estructura”. Cierto. Unas buenas selecciones no se hacen llamando a los mejores jugadores, sino haciendo mejores a los buenos jugadores. Y esto no se improvisa. El trabajo comienza mucho antes. En el Puente de diciembre, por ejemplo.