River Plate vuelve a ser un grande de América. Su título enla Copa Sudamericana ante Atlético Nacional lleva de nuevo el nombre del Millonario a las primeras planas y portadas del Continente. Es el premio al trabajo bien hecho, la recompensa a haber tocado lo más bajo para ahora tocar lo más alto. Han pasado 17 años desde que River gritase un título continental como anoche hizo. Tiempo de penurias en Sudamérica que se trasladaron salvajemente a Argentina. El descenso a la B en 2011 fue el detonante de una crisis institucional sin precedentes. Hace sólo tres años de eso.

Pero aquello sirvió para empezar de cero. Almeyda pasó del campo al banquillo y varios históricos del club como Cavenaghi, Domínguez y Ponzio regresaron para remar a contracorriente. También Trezeguet. Entre todos lograron devolver a River a donde jamás debió salir. El crecimiento paulatino derivó en el regreso de Ramón Díaz por tercera vez al club y a la conquista del pasado Torneo Final. Pese a ello, parte del equipo volvió a cambiar para este semestre. Se fueron jugadores importantes como Lanzini y llegó Gallardo al banquillo, toda una incógnita por lo alto que había dejado el listón su legendario antecesor.

Sin embargo, River ha seguido siendo el equipo comprometido, talentoso y dinámico que tanto engancha a su afición. Ni la lesión de jóvenes pilares como el central Álvarez Balanta o el mediocentro Kranevitter impidió ver su mejor versión en la Copa Sudamericana. Experimentadoportero Barovero, fantásticos los también jóvenes Pezzella y Mammana cuando les tocó jugar atrás, incisivo Vangioni en el lateral izquierdo, sobrio Ponzio recuperando balones, llegador siempre el uruguayo Sánchez, decisivo Pisculichi con sus goles con la izquierda, goleador certero Teófilo Gutiérrez… Así es River campeón. Un grupo al que el muñeco Gallardo supo sacar lo máximo. Una forma de ver el fútbol siempre con una franja roja en el corazón.