Messi y Cristiano, dos indignados en busca de una sala de prensa

Enfados on line. Algún día alguien pondrá sentido común a esta farsa y le hará ver a las estrellas del deporte que no se puede vivir permanentemente indignado. Tipos millonarios que le han solucionado la vida a generaciones de descendientes que ni siquiera conocerán andan por la vida enfadados. Y a pesar de ser ciudadanos admirados no son capaces de sentarse ante un micrófono y argumentar la causa de su descontento. Son Leo Messi y Cristiano Ronaldo dos privilegiados enfadados con el mundo que nos hacen llegar sus estados de ánimo mediante intermediarios.

Sí, es raro, Leo. Esta semana se quejaba Leo Messi de que le obligaran a pasar un doble control antidóping de orina y sangre después de marcarle un triplete al Espanyol. Una queja que, como la mayoría de cosas que pasan con Messi tuvimos que interpretar los medios descifrando un mensaje del mejor jugador del mundo en las Redes Sociales. En esta ocasión fue en Instagram. En esa plataforma dijo Leo que le parecía raro someterse a esos controles. A mí, lo que me parece raro es que lleve casi dos años sin dar su opinión sobre nada en la sala de prensa. Pero el raro soy yo.

Ronaldo y sus comunicados. A Cristiano Ronaldo le pasa tres cuartos de lo mismo que a Leo Messi. Es una estrella reverenciada en todo el mundo que se mueve a base de comunicados de prensa. Alguien le habrá dicho que es una magnífica idea que su equipo cometa la horterada de pedir mediante nota oficial que le concedan el Balón de Oro. Seguro que vuelvo a equivocarme, pero me parece que eso es devaluar el premio.

Hay que ser pelota. Ante la condescendencia del Barça con la actitud de Messi ignorando la sala de prensa y el servilismo del Madrid, que pone toda su artillería a favor del portugués, no queda más que deducir que Barça y Madrid han entrado en una carrera vertiginosa para ver cual de las dos entidades es capaz de hacerle más la pelota a su estrella. La pugna es muy reñida.

Sean felices. Ahora que discutimos sobre el papel del fútbol en la sociedad, estaría buenísimo que los grandes privilegiados de este deporte no pusieran siempre cara de vinagre y que se explicaran por ellos mismos. En una sala de prensa, por ejemplo.