El Barça añade felicidad al Madrid

El Madrid viajará hoy la mar de contento a Marruecos, con el Barça a cuatro puntos y el Atlético a la misma prudencial distancia si gana hoy. Eso le permitirá seguir siendo líder aun después de saltarse la jornada próxima, en la que le tocaría recibir al Sevilla, partido que se aplaza por el Mundialito. Se jugará el 4 de febrero, primer miércoles libre del año que viene. Eso de seguir líder hasta sin jugar no es más que una baza sicológica, pero baza al fin. Si el Barça hubiera cogido el liderato la semana que viene, lo hubiera disfrutado las Navidades y, encadenando victorias, todo el mes de enero.

Así que el pinchazo es malo y llega en mal momento. Empieza a sonar el run-rún de que Luis Enrique está cargado de dudas, que no construye nada sobre lo que había y que todo consiste en que Messi resuelva o no resuelva. Ayer Messi intervino poco en la primera parte y más en la segunda, lo que quiere decir que el peligro, claro, se produjo en esta. Pero su mejor disparo, un golpe franco, se estrelló en el larguero. Tiene cierto gafe con los palos este curso. Ya lleva doce, ocho de ellos en la Liga. Pero no es su peor problema. Su peor problema es que el equipo no aparece. Y si no está Neymar, peor.

A ojo de buen cubero, hay una diferencia grande entre el Madrid y el Barça, que a la larga se ha de notar. En casa, ambos han marcado los mismos goles, 24. Pero fuera, el Madrid ha marcado todavía más, 31, y el Barça la mitad que en el Camp Nou, 12. Con eso, le ha ido costando mucho más sacar los puntos y cabe decir que la posibilidad del empate cualquier día no era descartable. Y con el ritmo que estos llevan, un empate es una tragedia, aunque sea en una salida. El Madrid mantiene la velocidad del contraataque como arma extra en las salidas. Ahí tiene una ventaja enorme y se nota.