Diluvio en el cántaro

Ha jugado demasiado estos días el Barça con el cántaro, hasta que le diluvió dentro en Getafe. Jugó con el cántaro en Valencia, y le salió bien; lo arregló mejor ante el PSG. Pero ayer la combinatoria de la desgracia no tuvo el final feliz, y heroico, de la jornada valenciana, y ahora el Barça se descuelga otra vez del Madrid, que no sólo ganó en Almería sino que sacó a pasear su buena suerte (merecida) en este partido en el que, con todo honor, empató el equipo más azul de la Liga frente a un azulgrana anaranjado.

Triste sino del cántaro: fue a la fuente otra vez sin otro argumento que los nombres propios; no fue capaz de articular un lenguaje inteligible, ni del pasado ni del presente; los pocos filamentos del pasado que se pusieron en juego, esas jugadas de Xavi, esos disparos, no fueron suficientes para tapar los rotos actuales. Y claro, el cántaro se rompe otra vez, y en esta ocasión rebosante de tristeza y de diluvio.