A menudo las reacciones tras un sorteo de Champions no son más que discursos gastados por repetidos. Pero al Manchester City se le puede juzgar por las sensaciones que le ha producido el emparejamiento con el Barcelona y compararlas con las del año pasado, cuando los dos equipos se cruzaron en la misma ronda. El club inglés ha madurado: así como hace un año la sensación era la de preocupación, la de mala suerte, en este curso nadie se siente inferior al Barcelona. De hecho, entre los futbolistas se habla de un Barça al que se le puede “meter mano”. Ya se analizó en su día la eliminación como una muestra de crecimiento del equipo que sufrió la expulsión de Demichelis en el partido de ida con el 0-0 en el marcador. El City, con diez la mitad del encuentro, cedió la posesión al Barcelona que no creó mucho y sufrió atrás los contraataques ingleses en el Etihad. El encuentro acabó con un 0-2 que dejó la eliminatoria sentenciada. Para poder plantar cara al Barcelona, el City deberá recuperar a todos sus efectivos. La plantilla acusa una epidemia de lesiones musculares que nadie ha sido capaz de explicar. Kompany, Agüero, Dzeko, Jovetic o Silva han sufrido o sufren problemas. En todo caso, Pellegrini, que ha conseguido que el equipo encaje menos goles, desea la presencia de Lampard más allá del final de su cesión para mantener un centro del campo competitivo. El City es segundo de la Liga a tres puntos del Chelsea.