La mujer multiplica por dos

La Selección femenina de balonmano se encontró a su llegada a Madrid una masiva presencia de los medios de comunicación. No era para menos. Aunque sus jugadoras ya fueran subcampeonas de Europa en 2008, así como medalla de bronce en el Mundial de 2011 y en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Curiosamente, en ocasiones anteriores no levantaron tanta expectación. Algo ha cambiado. Ganando lo mismo que hace seis años, el reconocimiento a estas jugadoras y el impacto social del subcampeonato ha sido muchísimo mayor. Ha habido un deseo expreso de dar las gracias a la mujer por sus éxitos. El del balonmano ha llegado justo a tiempo para cerrar un año en el que la mujer ha multiplicado el valor del deporte por dos.

Porque a la hora de negociar cualquier contrato por parte de las Federaciones ante los patrocinadores o las televisiones, estará la Selección masculina... y la femenina. Mejor dicho, al revés. Ya vale tanto la publicidad de Correos en la camiseta de las Guerreras como en la de los Hispanos. Ahí están las audiencias, por encima del millón de telespectadores, que son las que dan auténtico valor a los contratos. El deporte femenino ha dejado de ser minoritario. Es más, se ha situado en el primer nivel gracias a su competitividad. Ha mostrado ser un deporte espectáculo como el de los hombres, pero con una diferencia: si pierden, ellas mantienen la sonrisa. Nos han enseñado a que las medallas de plata también se ganan.