Los pívots del Barça, a examen

El Barcelona ha comenzado esta temporada con mejores sensaciones que la pasada y sin embargo saldrá del Palau, si pierde, como salió hace un año del Palacio: con cuatro derrotas en catorce partidos de Liga. Este Clásico romperá la igualdad en triunfos ligueros y duelos particulares entre Madrid y Barça en 2014, así que, a cambio, un triunfo dejaría a los azulgrana con un cuerpo de ventaja, al menos en lo anímico, en un año que amaneció teñido de blanco. No sería poca cosa.

Este Barcelona es el mejor que ha dirigido Pascual en ataque, por ritmo y números, desde el año de la segunda Euroliga (2010). Así que la clave está en una defensa que es la mejor de la ACB pero a la que le ataca el síndrome de Jekyll y Hyde: 62,4 puntos encajados de media en sus nueve triunfos, 90 en las tres derrotas. Sin Oleson y Abrines, un trago para la defensa exterior, las miradas se vuelven hacia los pívots, un bloque con tanto talento para atacar como poco instinto para trabajar en su aro. Hasta el punto de que el más estable en ese aspecto ha sido en muchos partidos Lampe, durante casi toda su carrera la antítesis de un buen defensor. Pleiss todavía está en fase de adaptación, Doellman necesita reafirmarse en un partido grande y Tomic pasa por un bache: apenas 5,7 puntos de media y sólo 19 tiros en sus cuatro últimos partidos entre Liga y Euroliga. El pegamento interior es una de las dudas de este lujoso Barça de cara al puñado de partidos que decide los títulos. Así que hoy los pívots pasan examen.