Una patada contra el ébola

El texto de los 1270 caracteres que contiene este artículo debería ir dedicado a nombrar los 66 futbolistas que participan hoy en el partido. O a los 66 que ya lo hicieron el año pasado. A los jugadores que se visten de corto, o visitan hospitales, centros de refugiados, que aparecen en calendarios benéficos, en campañas para donar juguetes, que regalan sonrisas y lo que es más importante nos prestan su tiempo, que es de lo que más carecen, por eso resultan tan generosos. Una gran satisfacción personal en la que hoy notarán que no están solos. Desde que el Comité Español de Unicef y la Liga de Fútbol Profesional pusieron en marcha esta iniciativa, que va ya para la segunda edición, las muestras de apoyo no han cesado. En los vídeos promocionales hemos visto a Rakitic, Benzema, Ramos, Koke, Iniesta y a los entrenadores de hoy, Camacho y Pantic, que vuelve hoy al Calderón, donde siempre le recuerdan con un ramo de flores.

Y para todos y cada uno de los aficionados que han comprado una entrada quedará también el agradecimiento de las miles de personas afectadas por el ébola, o los cerca de diez mil niños que el virus ha dejado huérfanos. Al igual que el problema del miedo no es tenerlo sino conquistarlo, así debemos asustar al ébola, hasta enterrarlo.