Creer en el Madrid es cuestión de fe

Otra derrota del Madrid de baloncesto. La cuarta en las últimas cinco jornadas de Liga. La cosa empieza a tener su importancia. Una cosa es perder partidos de vez en cuando, porque la consigna es no llegar asfixiado a la lucha por los títulos, y otra es perderlos dejándose la vida, como hizo el Madrid en Málaga. El Madrid ayer no se reservó lo más mínimo. Creer en este Madrid empieza a ser una cuestión de fe. Ahora mismo no hay indicios de que el equipo pueda estar en condiciones de ganar la Copa dentro de un mes. Y si no lo está, tampoco lo estará entonces para superar el Top-16 de la Euroliga, donde comenzará a encontrarse rivales de consideración. Son éstos objetivos a corto/medio plazo, y no se puede esperar mucho más a que el equipo reaccione.

El Barcelona también perdió, y su derrota se puede calificar incluso de sonrojante (79-67 en Santiago). Pero sus derrotas tienen distinto significado. El Barcelona es un equipo que se relaja en partidos intrascendentales de la Liga, los pierde, y no sucede nada. Al final, siempre da la cara. Pero el Madrid, no. En el Madrid la paciencia no existe, y aunque es oficial que esta temporada el equipo iba a competir relajado para llegar más entero al final, se han encadenado resultados adversos con un juego espeso, que es el auténtico motivo de preocupación. Ayer existía el compromiso firme de invertir la tendencia para evitar que la cosa fuera a más, y el resultado no pudo ser peor. El Madrid se despidió, además, con antideportivas y técnicas. Eso es muy mala señal.