Simeone explotó la fatiga del Madrid

Empecé el partido pensando que Simeone abandonaba la eliminatoria y deslucía el estreno de Torres, al meterle en una alineación a la que le faltó salir con petos de suplentes, y acabé admirado por el provecho que sacó a la situación. Se lleva un marcador reluciente, el que en toda eliminatoria se pide el que juega la ida en casa. Claro, que para eso se apoyó en lo que empieza a parecer un evidente bache del Madrid. La de ayer es su tercera derrota consecutiva, y de importancia creciente. El corte navideño le ha cambiado. Una indigestión de elogios, agravada con el viajecito a por petrodólares.

El partido fue sosísimo en la primera parte, empezando por la decepción de las alineaciones. En el Atlético había ocho suplentes, en el Madrid faltaba Cristiano, que vale por ocho. El Atlético esperó y el Madrid atacó con un 4-4-2 perezoso, en el que sólo se movían bien Isco y Marcelo. Empezó rozando el gol en un córner con cabezazo de Ramos que salvó muy bien Oblak y ya nada más. El Atlético mandaba balones a Torres, en general en fuera de juego, y esperaba que se produjera algún fallo en la defensa del Madrid. Hubo dos y Griezmann rozó el gol ambas veces. Así nos fuimos al descanso.

Entonces empezó lo mejor. Entró Cristiano, que ya es algo, aunque tampoco está como estaba. En el Atlético entraron sucesivamente Koke, Mandzukic y Arda. También entró Jesé, y hasta Carvajal, por un Arbeloa descontrolado. Hubo más de todo, casi pareció hasta bueno, comparado con la primera parte. Pero siempre con el Atlético seguro de lo que hacía y el Madrid impotente, sin brío. Llegó el penalti y luego otro gol, cabezazo en un córner de Giménez, que ganó a Sergio Ramos como Otamendi el otro día. Así que dos a cero. Tal y como está el Madrid, una montaña para la vuelta.