El Caso Mosquera, otro más

El Caso Mosquera vuelve a tornarse una amenaza para nuestra imagen exterior. Se ponen los medios para que la tolerancia cero sea una realidad, al frente de nuestro deporte se encuentran insignes letrados, la Agencia Antidopaje la dirige nada menos que un comandante de la Guardia Civil, pero llegan luego unos abogados espabilados y dan la vuelta a la tortilla. Oficialmente, a Mosquera le anulan el castigo por sus positivos de los días 12 y 16 de septiembre de 2010 en la Vuelta. La Audiencia dice que entre recurso va y recurso viene, el proceso ha caducado. Un defecto de forma, del que también se benefició Heras en su día. No está de más recordar que en España Contador no fue sancionado. Y que las bolsas de la Operación Puerto no se han abierto.

Demasiados casos como para pensar que algo estamos haciendo mal. Los positivos nunca se discuten; siempre están ahí. Pero luego se acaban enredando de tal manera que tienen que venir de fuera para sacarnos los colores. La Federación Española de Ciclismo, cuya diligencia no ha sido precisamente un ejemplo en el Caso Mosquera, da por cerrado el proceso y tiene que ser la UCI quien pida reabrirlo. ¿No es hora de acabar ya con tantas legislaciones diferentes? La nacional, la internacional, la vía deportiva, la ordinaria, el recurso... Recovecos hay por tantas partes, que al final el gato se nos acaba escapando por la gatera que suele abrir, casualmente, nuestra Federación. Un paso atrás en la credibilidad de la tolerancia cero.