Sin gol de Cristiano y con pitos a Bale

Bueno, pues el Madrid volvió a ganar, como no podía ser menos. El Espanyol es uno de tantos equipos de la tabla que se han quedado muy lejos en posibilidades de los grandes. Un gran delantero, Sergio García, un buen portero, Kiko Casilla, y el resto un grupo animoso que poco puede hacer en el Bernabéu ante la constelación de estrellas del Madrid, con Isco al frente. Ni siquiera los 40 minutos que jugó contra diez por la expulsión de Coentrao (que irritó al campo y llevó a la clac de la Zona Sur Alta a gritar contra Sánchez Arminio y Tebas) le permitió asomar las uñas. Para entonces ya perdía por 2-0.

El primer gol lo había marcado James, el segundo, Bale, en un golpe franco sensacional que, no obstante, no le libraría más tarde de una bronca grande, cuando repitió la jugada de Valencia, ahora con Cristiano de ignorado. En el ánimo del público sigue royendo aquel balón que Bale no le dio a Benzema y que, muy probablemente, costó el partido de Mestalla. La clac se portó y animó al jugador. Bien hecho. Pero eso no le salva de la imagen de chupón que se va consolidando y que sólo él puede resolver. Luego llegó el gol de Nacho, que cerró un marcador bonito, y aquí paz y después gloria.

Cristiano no marcó. Ese fue el lunar. Ha marcado tantos goles seguidos que cuando en un partido no lo hace parece que falta algo. Puede ser la forma en que le miramos por sus descomunales números, pero veo una economía de esfuerzos en él que va a más. Algo le pasa y supongo que será pasajero. El caso es que el Madrid ha cerrado la herida de las derrotas y hoy se sienta ante la tele para ver a Barça y Atlético repartirse los tres puntos entre ellos. A alguno de los dos tomará ventaja, o a los dos, si empatan. Allí veremos homenaje a Messi y podremos ponerle otra vez el termómetro a Luis Enrique.