Réquiem por la impotencia

Sólo 11 minutos tardó el Real Madrid en deshojar la margarita del gol y en desgarrar las ilusiones del Espanyol. En lo que James hizo el 1-0, los pericos empezaron a entonar su particular réquiem por la impotencia. No hubo rival para los blancos, ni en la inicialmente compacta medular que se desmoronó como la aluminosis, ni en la zaga de gala, ni en un ataque en el que terminaron actuando juntos Sergio García, Caicedo y Stuani, autores de 17 goles en esta Liga. Incluso contra diez, se echó atrás el Espanyol, pero no para tomar impulso, sino para esconder la cabeza entre las piernas. No había nada que hacer.

No creyeron en sí mismos los de Sergio, más pendientes de lo improbable, la remontada en Copa ante el Valencia, que de lo imposible, el asalto al Bernabéu. Y acabaron siendo meros testigos del paso del tiempo, cual bolsa de plástico empujada por el viento en American Beauty. Una derrota merecida, justa, inapelable, que no afectará a la plantilla y que tampoco pasará a la historia. O sí, pues cumple el Espanyol 35 años recibiendo goles en el Bernabéu. Su último partido imbatido allí fue, por poco, preconstitucional: 3 de diciembre de 1978.