A la espera de la gente correcta

El Barça está a la espera de la gente correcta, que resolverá la crisis. Eso escuché ayer en Carrusel que había dicho el más importante de los dirigentes azulgrana de los últimos tiempos, Pep Guardiola. A Pep no sólo le adornó la inteligencia futbolística como medio volante de un Barça al que él se dedicó como un visionario de las distancias largas. Como entrenador, luego, amplió ese conocimiento del campo con un manejo pormenorizado, casi quirúrgico, de los egos, los del vestuario y los del palco; consiguió, como hizo Cruyff, poner en su sitio al entorno, hasta que en el caso de Cruyff el entorno fue él mismo.

Cuando a Guardiola el entorno se le empezó a revolver, se marchó. Desde el exilio futbolístico primero y más tarde desde el banquillo del Bayern ha sido capaz de aguantar aquella visión de las distancias largas y ha dejado que el Barça siga su camino. En esta situación ha invocado a la gente correcta como posible salvadora de la situación. Como él sabe muy bien a dónde van a parar los balones, debo decir que hasta el momento me parece lo más sensato que se ha dicho esta semana de locos. Si él dice esa expresión, gente correcta, es que la conoce o la tiene en mente.