Simeone tendrá que cambiar la ruta

Fútbol. El mismo Atleti que ganó con ocho suplentes a un Madrid crecido, naufragó sin excusas, en 45 minutos y con su once de gala, ante un Barça en aparente autodestrucción. La primera parte fue impropia del equipo de Simeone. Despistado, tibio, irreconocible. Y como Messi y Neymar son muy buenos y Undiano, muy malo, la cosa estaba resuelta al descanso. La segunda parte fue maquillaje: disimula, pero no transforma. Ahora el Cholo quizás tenga que cambiar su plan para el resto del curso.

Porque la Liga, con el Madrid a cuatro puntos con un partido menos, parece una quimera, mientras la Copa, el patito feo hace una semana, se ha puesto de cara. Y la Champions siempre fue el objetivo número 1. Hasta en un día tonto, del que apenas se salvan la pelea de Mandzukic y la genialidad de Arda, el Atleti compitió y metió el miedo en el cuerpo al Barça. Eso es síntoma de equipo grande: juega bien a menudo y compite siempre. A doble partido, eso es dinamita.