Sigue rompiendo barreras

No fueron las lágrimas ni tampoco la ansiedad con la que Cristiano recibió el galardón la temporada pasada, esta vez ofreció nada más ganar un discurso impecable y maduro… hasta que soltó un grito, que es el mismo que repite cada vez que marca un gol. Cuestión de sello personal o de marketing, pronto lo sabremos. A Cristiano le vimos algo más nervioso a medida que la gala, excesiva en discursos y entrevistas, se acercaba a su desenlace final. Aunque lleva ya algún tiempo dejando claro que lo importante son los premios colectivos, y para eso trabaja tanto, no esconde que ambiciona premios individuales. De hecho, aunque luego aclaró que fue una broma, nada más recibir su tercer Balón de Oro se dirigió a Messi para decirle que iba a por él, ya que sólo le separa uno del crack argentino.

Cristiano llegó solo a la Gala, sin pareja, aunque acompañado por un numeroso séquito blanco tal y como demandó cuando vio con rabia hace dos años que Messi se alzaba con el título rodeado de gente. Han cambiado muchas cosas. Messi tenía a su mujer pero estuvo más solo que otras veces, y mantuvo la mirada fría y distante cuando la organización le regaló un vídeo de Luis Enrique, justo al contrario que Cristiano cuando le habló Ancelotti. El portugués no sólo acumula premios, está madurando a la velocidad con la que encara la portería contraria. Es mejor jugador y más humano y ha tenido la inteligencia para rectificar a tiempo. La grandeza también es eso.