El que caiga, respirará aliviado

Siete cambios respecto al partido de Liga sugirieron que Simeone le dio al partido de ida la importancia que merece: no fue más que una buena ocasión de competir con los menos habituales. Tras probar la gloria, la Copa sabe a poco. Pero redescubrió que la salsa con la que los futbolistas preparan los partidos tiene condimentos competitivos de tal calibre que todo lo que no sea ganar a su gran rival, y ganar bien, sabe tan soso como una ensalada sin aderezar. Podía haber sido el inicio de una eliminación dulce, para evitar el desgaste que supone encontrarse al Barcelona: la plantilla es escasa. Pero ahora cualquier derrota que les apee de la Copa será muy dolorosa.

Ancelotti podría jugar a lo mismo en este partido de vuelta: a ganar, aunque no sea suficiente. Pero, de repente, ha descubierto que Khedira está listo para ser titular, que Modric regresará antes de tiempo (y que por eso ha parado lo de Lucas Silva), que Nacho hasta marca goles y que la Copa permite darle minutos a Keylor Navas, por ejemplo. Se preparará el partido como siempre, se luchará como toca, pero me da que, pese a todo, el entrenador que quede eliminado respirará aliviado...