Los otros héroes del Dakar

El Dakar se creó en 1978 como una competición para aficionados. Desde entonces, la fascinación que ha sido capaz de provocar en grandes pilotos y marcas de coches, motos y camiones ha convertido a esta carrera desértica en lo que hoy conocemos, uno de los acontecimientos deportivos más importantes de cada temporada. La profesionalización hace mucho que se instaló en los campamentos y, sin embargo, el verdadero pulmón de la competición siguen siendo los héroes anónimos, los participantes que no acaparan los titulares de los medios de comunicación y que sólo acuden a la prueba para cumplir un sueño como apasionados a la aventura y el motor. Sin ellos nada de esto tendría sentido, ni siquiera sería viable, porque la organización de ASO los necesita para seguir adelante con una infraestructura que sólo se sostiene con su presencia.

Las estrellas de los equipos oficiales son la punta del iceberg, un grupo privilegiado que tiene la misión de atraer la atención de los aficionados y la Prensa. Son una minoría también necesaria que no debería provocar que ignoremos a esa mayoría que afronta un desafío diría que incluso superior al de los primeros. No son famosos, no van tan rápido ni nos deslumbran con su pilotaje pero nadie les supera en esfuerzo, constancia, pundonor y entrega a una causa que quizá sólo les interese a ellos pero que merece el mayor reconocimiento. Porque el suyo no es, desde luego, un desafío desdeñable y desde su anonimato se erigen como los auténticos garantes de la esencia del Dakar. Gracias por esta ahí…