Paciencia, divina paciencia

En Cartas a un joven poeta, un libro maravilloso que ha cambiado mi vida y que recomiendo a todo el mundo, Rainer María Rilke escribe una oda a la paciencia. Dice: “El verano llega. Pero sólo llega para los que saben esperar”. Y me parece que esa sabia capacidad para la paciencia ha sido alcanzada por Raphaël Varane en los últimos meses. Me consta que, en la pasada primavera, después de una temporada marcada por su lesión de rodilla y por incesables inflamaciones, el central francés tuvo muchas dudas. Llegó, incluso, a estar sensible a algunos cantos de sirena que provenían de la Premier League.

Tenía ganas de volver a jugar mucho y pidió una cita a Carlo Ancelotti para hablar de su futuro. Las palabras tranquilizadoras del entrenador italiano y la promesa de la directiva de un nuevo contrato, signo fuerte de la apuesta del club, acabaron por hacer cambiar su estado de ánimo de forma muy positiva. Varane sólo tiene veintiún años y ha entendido que, para vivir feliz en un club tan competitivo como el Madrid, hay que saber esperar su oportunidad. Y, ahora, la lesión de Pepe le da una nueva ocasión de demostrar lo bueno que es. Divina paciencia...