Sesenta minutos duró la esperanza. Suficiente para reforzarse como grupo y empezar de cero. Hace once años una derrota decorosa en el Santiago Bernabéu sirvió a Quique para convencer a los suyos de que no estaban de regalo en Primera División. Se pasó el trago, ahora empieza la Liga. Diecinueve partidos para veintitrés puntos, las cuentas son claras y la forma de alcanzarlos también, siendo un grupo tan cohesionado como el que hizo sufrir a los blancos durante una hora. No había para más, no seamos necios o ilusos.

A Quique apenas le ha dado tiempo a entrenar y sin embargo ya transmite confianza. El equipo tiene muchísimas carencias, más que nunca, pero hay al menos otros siete que no andan más sobrados. Urge un medio centro, eso sí. Ayer le volvió a tocar a Diego Castro y cumplió porque es un currante intachable, antes fue a Alexis y mañana… Es obvio que ésta no era la guerra del Geta, que ha hecho la peor primera vuelta de su historia. La segunda debe ser al menos seis puntos mejor. Hoy empieza la Liga de Quique y la afición azulona tiene que concienciarse de que el club está en el momento más difícil de su reciente historia. Sin ellos, nada. Con la marea azul todo es posible, también cumplir doce años en Primera, claro.