Coma, un deportista en su madurez

La pregunta del millón en la visita de Marc Coma a AS estaba cantada. La posibilidad de que el pentacampeón del Dakar en motos emigre a los coches flota en el ambiente a cada paso que da el catalán y él responde, con la sinceridad que le define, que a día de hoy no lo tiene claro. Al margen de que jamás dudaría de su palabra, tengo clarísimo que es así porque son muchos los factores que debe valorar antes de tomar una decisión. Porque el piloto que ahora encontramos, con 38 años, está en su plenitud deportiva y personal, exhibe una madurez que le resulta de un altísimo valor a la hora de elegir el camino a seguir. Por supuesto que sabe que la transición llegará tarde o temprano, la cuestión pasa por discernir cuál es el momento apropiado para asumirla.

Valorar el riesgo indiscutible que supone competir en moto puede ser la clave del asunto. Sin duda que le tienta atacar ese récord de seis victorias en la categoría de Peterhansel y cuenta con el apoyo incondicional de su marca de toda la vida, KTM. También parece evidente que le llegarán ofertas atractivas para correr en coches, así que en ese sentido tampoco debería tener problemas si su deseo es dar el paso. Por eso su decisión es absolutamente íntima y personal, un ejercicio de introspección que le ayude a saber si aún tiene la motivación necesaria para asumir los retos del desierto sobre un vehículo tan frágil. Si la respuesta es afirmativa, estoy convencido de que Marc lo va a intentar. Pero haga lo que haga, ya es un grande de esta leyenda que es el Dakar.