Moussambani y la nueva piscina de Malabo

El ínclito Eric Moussambani —¿recuerdan ustedes?— sigue por aquí, vivito y coleando. Es más, ejerce, ni más ni menos que de director técnico de la federación guineana de natación. Eso fue después de viajar por medio mundo, como si de una estrella se tratase, invitado a triscapellejo por todos aquellos que deseaban conocer al nadador más lento del mundo. Pero, cuanto todo eso acabó, el bueno de Moussambani se volvió a Malabo, rodeado de una gran aureola triunfal e, ipsofacto, fue nombrado para el cargo antes mencionado. Hombre competitivo donde los haya, Moussambani se tomó muy en serio su cometido y, para que no les pasara a sus pupilos lo que le aconteció en la piscina olímpica de Sidney, (y que fue comentario del mundo entero), logró que las autoridades le construyeran una hermosa piscina, aquí en Malabo, donde ayudado por otros entusiastas nadadores instruye en el arte natatorio a alevines, infantiles, cadetes y juveniles. Lo malo viene después, a la hora de las competiciones internacionales, cuando toca aflojar la pasta para que sus alumnos demuestren lo que han asimilado de sus sabias experiencias. En ese momento todo el mundo se esconde y nadie quiere pagar la factura de los desplazamientos. La última vez fue en los recientes Mundiales de Barcelona.