Lo bueno que tiene el árbitro almeriense e internacional es su experiencia en mil batallas arbitrales y, sobre todo, que conoce a los dos equipos. Seguro que si ambos conjuntos no quieren jugar desde el principio les dará un concierto de silbato. El partido será fuerte, con acciones rozando la tarjeta y donde tendrá que poner de manifiesto su nivel. En su trayectoria colegial, que está llegando a sus últimas temporadas, ha tenido de todo, pero siempre ha demostrado un buen nivel de dirección de juego y control de la situación, aunque es reacio a sacar tarjetas en exceso, sobre todo en la primera parte. Si hay algo donde últimamente está más indeciso es en las áreas, donde ha concedido bastante sin tomar decisiones drásticas. El partido no tendrá, desde el punto de vista arbitral, más que dos aspectos fundamentales para él: deberá cortar las entradas a destiempo rápidamente y el juego de codos, que ambos equipos vienen usando en los saltos, porque el resto, seguro que David Fernández Borbalán lo hará bien.