El orgullo de Jesé

Sin excusas. Humillante. Sonrojante. Una vez le leí una maravillosa frase a Don Santiago Bernabéu: “Podéis ganar o perder, pero sólo os pido que os dejéis la vida defendiendo esta camiseta y este escudo”. Nada de eso vi ayer en el Manzanares. En el Calderón asistió el madridismo a un naufragio injustificable. Me da igual que faltase medio equipo titular. El Atleti se quedó de salida sin Koke y Godín con la nariz partida. Pero siguió dejándose el alma en cada jugada, en cada pelota dividida, en cada salto, en cada disputa… Todo lo que hay que pedir a los tuyos en un derbi. Compromiso, pasión y entusiasmo fanático. Algo que en el Madrid no entendió ayer casi nadie. Vi garra y casta en Carvajal, Nacho, Kroos, Isco y Jesé. El resto, como si las velas del cumpleaños fuesen para un primo lejano residente en Madagascar. Ni frío ni calor. Sin alma. Sin orgullo. Sin capacidad de reacción. Desde el banquillo a la mayor de las estrellas. Desde mi admirado Ancelotti a mi idolatrado Cristiano. Como los quiero a los dos con todo el corazón, se lo digo sin titubeo alguno: ASÍ NO.

Feo detalle. La prueba del naufragio futbolístico y emocional aconteció en el minuto 85. Resulta que Jesé disputa un balón con Miranda y le agarra levemente del hombro izquierdo al brasileño en el forcejeo. Este, pícaramente, hace creer que ha sido agredido. Monta un Cristo de padre y señor mío. Se le unen varios compañeros atléticos y el canterano blanco se ve rodeado. Pero como el canario sabe lo que es defender el escudo del Madrid desde crío no se arruga y se defiende con orgullo. En la escena no aparece ningún gallo blanco. Ni Bale, ni Benzema, ni Cristiano… Ninguno. En los tiempos de Pirri, Santillana, Juanito y Camacho esto no se hubiera permitido. Hay que ser un equipo en la victoria y en la derrota. Hay que estar en las duras y en las maduras. Desde que llevamos la escarapela de campeones del mundo en la camiseta, nos pesa como si fuese un yunque en vez de un orgullo. Desde la infausta semana de vacaciones navideñas y la detestable excursión recaudatoria a Dubai, somos un equipo que se arrastra sin fe ni orgullo. El Madrid que logró 22 victorias consecutivas no se merece este maltrato a su imagen. El prestigio se gana, no se regala. ¡Basta ya!

Dormidos. No es lógico que en cada partido el Madrid arranque con 0-1 en el marcador. Siempre dormidos. Antes era la defensa. Ayer, el guardameta. Adoro a Iker y le veo en esta portería varios años más. Pero no le pueden meter ese gol con su experiencia. Saca la pierna y haz una parada de balonmano o fútbol sala. Con la mano era casi imposible llegar. ¿Y Varane? Menos quejarse de su suplencia y más responder el día que te puedes y te debes reivindicar. ¿Y Khedira? Si se va en junio y pasa de todo, ¿por qué le pone el míster en vez de apostar por Illarra (aunque no cree en él)? O en Lucas Silva, por el que el club ha pagado 14 millones de euros para que conozca el centro histórico de Madrid y la maravillosa gastronomía de la capital…

Futuro. Conste que estoy convencido de que esta dolorosa derrota será un punto de inflexión. Para empezar, la Décima es nuestra y nuestros crecidos vecinos siguen en ese capítulo con el marcador a ‘cero patatero’. Además, seguimos siendo líderes y les sacamos tantos puntos como goles nos metieron ayer (4). Esto debe suponer una cura de humildad y un antes y un después. Se trata de levantar la cabeza, hacer autocrítica y asumir que el futuro será nuestro si espabilamos. Desde el palco hasta el utilero…