Isco como terapia

Dura resaca. Después de un 4-0 y una fiesta reggaetona con luz y taquígrafos hasta en el último rincón del planeta, era imposible no tener una resaca pesada y dolorosa. Se notó en un Bernabéu que dio la cara en cuanto al número de testigos presenciales (más de 73.000), pero que mostró un clima beligerante, frío y distante con los suyos. El pre-partido, con el anuncio de las alineaciones en los videomarcadores, más bien parecía anunciar que este 14 de febrero se celebraba el Día de los Desenamorados. Pitada en toda regla a Casillas (creo que a Iker no le ayudó mucho negar que en el Calderón falló en el primer gol), también pitos a Bale y Benzema, y de nuevo pitada tirando a fuerte marejada cuando salió el nombre de Ancelotti. La única ovación, jaleada desde la Grada FANS, para Cristiano. El portugués fue indultado porque la afición siente que sin él esto se va a pique. Le necesitan. La pena es que el siete sigue buscando esas buenas sensaciones que le han abandonado desde que recibió el Balón de Oro en Zúrich. La fortuna le da la espalda (un zurdazo al larguero y una volea ajustada merecieron el premio del gol). Tampoco está fino (falló un gol a puerta vacía antes de que Isco nos deleitase con una nueva delicatessen) y, eso sí, nos dejó una gran asistencia a Benzema en el 2-0 y una elástica a Manuel Pablo cerca del descanso que justifican el precio de cualquier entrada. Pero goles son amores y Cristiano tiene el arsenal seco desde hace semanas. Ánimo, crack. El Madrid te necesita...

A vueltas con Iker. El Bernabéu tiene una cuenta pendiente con Iker que no termino de entender. Querían pasarle factura por lo del derbi desde el anuncio de su nombre en megafonía (me parece una actitud errónea e improductiva para tu equipo), pero insistir en la pitada cada vez que tocaba el balón resultó surrealista. Ya estábamos como en el arranque de la Liga. En cada balón de saque de fondo del capitán, dos tercios del campo silbándole y uno aplaudiéndole. Casillas, como ya hizo en el Clásico de octubre, empezó a revertir la ignominia con su mejor respuesta: parando. Primero, desviando con la cabeza un chutazo de Cuenca que le pudo dejar mirando para ídem. Y después del descanso, con un rechace lleno de agilidad tras un gran cabezazo de Oriol Riera. Evitó el 1-1 con el partido metido entre las llamas de un runrún que estaba a punto de reventar en bronca general...

Buen Depor. Víctor Fernández siempre fue un entrenador con clase, buen gusto y mejor criterio. Sus equipos fueron estéticos y dignos de estar en la élite de este espectáculo. Y en el Depor está aplicando su librillo, siempre atento al fútbol trenzado y sin arreones especulativos. El Depor llegó lo suyo y tejió bien. Y hasta dominó. Pero no tiene a Isco o Karim, los Reyes Magos de este Madrid...

Buen mensaje. Mi admirado Fernando, de la Peña Calatayud Merengue (Zaragoza), me deja este sabio proverbio: “Si quieres llegar rápido, ve solo. Pero si quieres llegar lejos, ve acompañado”. O sea, que hay que volver a jugar en equipo si queremos la Liga y la Undécima...

Líderes. Ese es el consuelo para una afición que sigue preocupada. El triunfo va por mis amigos de la Peña El 12 Blanco de Fuensalida, Peña Jarota de Villanueva de Córdoba, La Décima de Totana, Peña Segorbe (Castellón), Peña Carmona (Sevilla) y por Pascual Alejandro Jiménez, de Zurgena (Almería), que nos ha dejado. Una pena.