Álvaro o la fuerza de la defensa

Los equipos se construyen desde atrás, como así lo hicieron en su día Camacho, Flores, Lotina, Valverde, Aguirre y ahora Sergio González, quien ha encontrado una coraza casi irrompible para su Espanyol. Esa coraza se ha hilado en enero, con la vuelta de Moreno y la Copa, esa competición en la que el equipo encontró la fe y la brújula, que ahora se traduce en una incercia ganadora, con la suerte de cara, con el viento a favor.

El gol de Álvaro es una metáfora de lo que es ahora este equipo, que ha encontrado su sino en la defensa, en el orden, en esas dos líneas de cuatro que se mueven como un acordeón, que son capaces de anular al Athletic en San Mamés, al Sevilla en el Pizjuán o al Málaga ayer. Los delanteros rivales se estrellan contra los centrales o caen en el fuera de juego como moscas. Incluso, en partidos como el de anoche, en el que el rival juega más y mejor que tú, y el equipo perico no encontró su juego, el entramado defensivo perico salva los muebles. No hay forma de meterle mano a los blanquiazules, que siguen con un Sergio García estelar. Un equipo con líder, con sino y todavía sin listón.