Ganar en Alemania sin despeinarse

Ayer planteaba aquí si el Schalke está por encima o por debajo de esa raya crítica a partir de la cual al Madrid le penaliza jugar con el 4-3-3. Bueno, pues visto lo visto, está por debajo. El Madrid ganó de calle, con su irrenunciable trío atacante y no le costó mayor esfuerzo. Y eso que el Schalke empezó con cierto aire de equipo competente. Ante el Madrid largo y mal articulado de tantas veces, llevó discretamente el mando durante los primeros veinte minutos. La amenaza se concretó en un buen disparo de lejos de Huntelaar, fuerte y abajo, que Casillas despejó bien. Pero enseguida llegó el gol del Madrid, gol de Cristiano, y ahí se acabó el Schalke. No quiso más. Pareció asustarse.

Esperemos que este gol sirva para disipar nubes negras de la cabeza de Cristiano. Fue un buen centro de Carvajal ante el que, hay que decirlo, el dispositivo de tres centrales de Di Matteo hizo agua. El joven portero alemán contribuyó con una mala salida. Casi pareció un gol de esos de partido de homenaje en el que al homenajeado se le dan facilidades (pase usted) para que marque. Cristiano, que nunca está ahíto de goles y ahora incluso anda necesitado de ellos, metió entre tanta facilidad su cabeza con pulcritud y seguridad, y anotó su gol número 73 en Champions. Sigue a dos de Messi. Carrera eterna.

Casi no hubo más partido. Por poco lo relanza el Madrid con una segunda parte tan gandul que el Schalke estuvo tentado de atreverse de nuevo. Incluso metió un cañonazo al larguero, que sirvió de despertador para el Madrid. Se sacudió la pereza (sin exagerar) y el premio fue un golazo de Marcelo, impresionante, celebrado en significativa piña con Ancelotti. Y eso fue todo. Eso y Lucas Silva, que jugó con pulcritud y corrección, aunque sin arriesgar. En fin, que viajar a Alemania ya no asusta (el año pasado el Madrid eliminó en serie a Schalke, Borussia y Bayern) y que el Madrid aún convalece, pero tiene mejor color.