Cien no es un número cualquiera

Me hace una ilusión especial ver a Ancelotti cumplir cien partidos al frente del Madrid. Porque cien no es un número cualquiera. Cien aparece en muchos momentos de la vida y nada más escuchar esta cifra, es natural pensar en grandes y bonitas cosas. Primero me viene a la cabeza esta obra de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad. Pues pudimos comprobar, una vez más, en Gelsenkirchen, que Carletto no está solo en su misión de llevar al equipo a lo más alto. El efusivo abrazo que le dieron Marcelo y el resto de jugadores después del gol del brasileño aparece como una magnífica prueba del apoyo que el míster está recibiendo. Cien es también cien por cien, la medida absoluta del éxito y de la eficiencia. Con Ancelotti, el Madrid siempre roza esta meta extraordinaria. Acuérdense, por ejemplo, de esas veintidós victorias seguidas…

Pero cien puede ser la guerra de los cien años. Algo que parecía ineluctable con otros entrenadores que sumergían al Madrid en un conflicto permanente. El entrenador italiano ha demostrado que el deporte no es la guerra y que llevarse bien con los demás no te hace más débil, sino mucho más fuerte. Y, por qué no, cien me recuerda a un animal que incita a la metáfora… Hablo por supuesto del cien pies (léase ciempiés, como se escribe en la RAE). Si todas las patitas no están coordinadas y no van en el mismo sentido es imposible avanzar. Entre jugadores, cuerpo técnico, médicos y otros empleados del club son cincuenta personas que trabajan cada día con el equipo en Valdebebas. Es decir, cien pies que, gracias a su líder, Ancelotti, corren juntos hacia adelante. ¡Cumpleaños feliz, Carlo! Y que cumplas muchos más…